Según algunos estudios recientes realizados por ISGlobal, el Trihalometanos presente en el agua del grifo puede ser la causa de las tasas de cáncer de vejiga que existen en 26 países de la Unión Europea. Esto ha desatado la alarma en los medios sobre la seguridad del agua del grifo. El mensaje alarmista se ha lanzado sin tener en cuenta las limitaciones científicas del estudio, basado principalmente en una encuesta, cuyos resultados no son concluyentes y deberían ser contrastados
¿Qué posibilidad hay de que el agua del grifo provoque cáncer de vejiga?
En este estudio se ha atribuido de forma teórica la cantidad de cánceres de vejiga que se podrían asociar al agua de consumo. Es un cálculo teórico. Los propios autores remarcan que no pueden concluir inequívocamente una asociación causal y no pueden descartar la posibilidad de “confusión residual” ya que, si bien han tenido en cuenta la edad o tabaquismo, no han tenido en cuenta el consumo de alcohol o la alimentación. Lo que sí ha demostrado una asociación directa es la relación del tabaco y el cáncer de vejiga. Hasta cuatro veces más.
¿Qué podemos hacer nosotros para reducir el consumo de Trihalometanos?
Por suerte, los THM son volátiles, eso significa que se van a evaporar. En épocas en las que notemos que el agua huele más a cloro, podemos recoger el agua en botellas de cristal y dejarla sin tapón un par de horas. Los THM se habrán evaporado. También es posible utilizar sistemas de ósmosis o jarras de filtración pero los primeros son caros y a los segundos hay que cambiar convenientemente los filtros. Pero lo que está claro es que el agua del grifo es potable y se puede beber sin miedo. Este estudio está basado en datos teóricos que no deben alarmar.