La chinche es un insecto que pertenece a una gran familia con multitud de especies y que se encuentra distribuida por todo el mundo. Una de sus características es la de poseer un aparato bucal chupador que, según la especie, es utilizado para succionar savia o sangre.
En concreto las chinches son hematófagas, lo que significa que se nutren con sangre de humanos y de otros animales de sangre caliente. Su hábitat más común son las camas, alfombras, la ropa y los sofás, por lo que vulgarmente se las conoce como «las chinches de las camas».
¿Cómo pican?
Generalmente actúan por la noche; son atraídas por el CO2 que desprendemos al respirar y por nuestro calor corporal. El insecto posee dos tubos en el aparato bucal: con uno inyecta su saliva cargada de anticoagulantes y anestésicos, lo que facilita que por el segundo tubo pueda extraer la sangre de su huésped. De cara a la identificación de sus picaduras conviene saber que, aunque pueden dar picotazos solitarios, suelen seguir una disposición lineal al hilo de las venas que transportan la sangre por debajo de la piel. Después de alimentarse durante unos cinco minutos, la chinche regresa a su escondite.
¿Cómo eliminarlas?
Una vez detectamos la infestación, hay varias formas de intentar atajar este problema:
- Las chinches no pueden atravesar la vaselina ni trepar por el metal o cristal. Se puede aislar la cama introduciendo cada una de sus patas en un pequeño recipiente con una fina capa de vaselina o un poco de agua.
- Se puede limpiar con alcohol y utilizar electrodomésticos que expulsen vapor a alta temperatura, ya que así eliminaremos tanto a los adultos como los huevos.
- Lavar toda la ropa que podamos (incluída la de la cama) a más de 50 grados.
- Algunas investigaciones recomiendan un uso combinado de los insecticidas y a continuación congelar la ropa, tapicerías, etc.
- Otro remedio efectivo puede ser pulverizar todos los elementos afectados con aceite de nim.
- Existen métodos más novedosos que incluyen la detección de los nidos por medio de perros adiestrados.
Como norma general y de precaución, cuando salgamos de viaje, se recomienda inspeccionar la cama (principalmente los colchones) y los muebles donde vayamos a habitar. No dejar el equipaje ni la ropa en contacto con el suelo e inspeccionarlas bien antes de volver. Así evitaremos volver a meter al «enemigo en casa».
En cualquier caso, ante un problema de esta índole, la mejor opción siempre pasa por acudir a una empresa especializada en control de plagas, con la que tener la seguridad y garantía de su experiencia en este sector.