Está más que demostrado que las condiciones del clima dentro de cada época del año, son un factor determinante en la aparición de distintos tipos de plagas y en su comportamiento. En una estación como esta de la primavera, que además está siendo abundante en cuanto a lluvias, tras un invierno también lluvioso, se produce una explosión en el número de plagas de roedores como ratas y ratones.
Dado que los roedores buscan siempre ambientes secos, las lluvias abundantes hacen que estos animales salgan de sus hábitats comunes como sótanos, desagües y alcantarillas, aumentando el riesgo de invasión e infestación de otros edificios.
Uno de los problemas añadidos a la presencia de estos roedores, lo suponen los parásitos que transportan. El principal de ellos son las pulgas, que hacen que los roedores sean portadores de peligrosas enfermedades como el Tifus, la Leptospirosis, o el Hantavirus.
Las plagas que traen las lluvias y la humedad, tras un periodo seco, no se hacen esperar, máxime en esta época del año cuando estas especies tienen su eclosión reproductiva.
El agua es fuente de vida y por esa razón con grandes lluvias o muy húmedas aparecen más plagas que en las zonas secas, en las que escasea más el alimento. Por esta misma razón las zonas más húmedas de España constituyen los grandes núcleos de plagas como cucarachas y mosquitos, que se unen a los roedores en sus efectos devastadores de cosechas y plantaciones. Además de sobre la agricultura, son especialmente relevantes los efectos perjudiciales sobre la salud pública., son especialmente relevantes.
Los mosquitos y demás insectos voladores de la misma familia son los que más se benefician de las lluvias abundantes. En lagunas y zonas de agua embalsada, aparecen en miles y miles, lo que supone un perjuicio manifiesto para los núcleos de población cercanos. En los últimos años se ha detectado la presencia de una nueva especie de mosquito, el mosquito tigre, mucho más grande que las otras especies comunes y también más agresivo y peligroso para la salud.