El verano de 1976 en Philadelphia se reunió el congreso nacional de la Legión Americana. Durante el transcurso de las jornadas un total de 221 personas, de las 4000 presentes, desarrollaron síntomas similares a la neumonía. Murieron 34 personas a causa de lo que se dio en llamar “enfermedad del legionario”.
Los estudios médicos llevados a cabo a partir el caso de Philadelphia permitieron diagnosticar a la bacteria conocida como Gran Negativa Bacilar –Legionella– como la principal causa de aquellas muertes y otras que cursan con síntomas similares. El desarrollo de las investigaciones ha permitido saber más sobre esta bacteria que puede llegar a ser mortal en combinación con otros factores.
¿Qué favorece a la legionella?
La legionella es un patógeno oportunista. Es decir, puede causar una enfermedad grave como es la legionelosis en personas con patologías previas. Especial cuidado merecen los pacientes con mayor riesgo:
- Personas de edad avanzada
- Personas fumadoras o exfumadoras
- Personas con problemas de alcohol
- Pacientes inmunodeprimidos
- Pacientes con diabetes, cáncer, transplantados o sometidos a diálisis
- Personas que padecen enfermedades respiratorias crónicas
Eso en lo relativo a los factores de riesgo de carácter personal. Pero también hay factores de riesgo ambientales que favorecen la proliferación de la legionella.
¿Cómo prevenir la legionella?
Esta bacteria encuentra en el agua templada el lugar ideal para reproducirse, como otras muchas bacterias que provocan otras enfermedades. Los romanos tenían la precaución de cubrir los canales de los acueductos para evitar la proliferación de estos microorganismos, pero se puede hacer mucho más.
La legionella no puede vivir a más de 60 ºC. Informes publicados por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo ponen de manifiesto que las duchas, jacuzzi, torres de refrigeración, sistemas contra incendios de línea húmeda y depósitos de agua caliente son los lugares más propicios para la proliferación de la legionella.
La prevención de la legionella pasa entre otras medidas por:
- Evitar depósitos de agua de entre 20 y 45 ºC
- No beber agua que haya permanecido en una tubería durante mucho tiempo, especialmente en verano.
- Utilizar depósitos y tuberías para el agua que limiten los nutrientes, por ejemplo acero y materiales resistentes a desinfectantes.
- Fomentar la limpieza de depósitos de agua, líneas de abastecimiento, grifos, etcétera.
- Utilizar equipos de humidificación y limpieza a vapor a temperatura superior a 100 ºC