Para que una fumigación sea efectiva y perdure en el tiempo es fundamental que no sea una acción esporádica, sino constante. La prevención es el factor crucial a la hora de no tener problemas con las plagas. La periodicidad en el tratamiento, y el servicio especializado de un profesional son básicos para conseguir mantener a raya a los animalitos más variados y molestos.
Es cierto que en las repisas de los supermercados podemos encontrar muchos productos para que nosotros mismos nos pongamos manos a la obra para eliminar la plaga. Pero la mayoría de las veces solo sirven para actuar sobre una aparición puntual. Si se trata de una plaga resistente habrá que buscar la opinión de un experto. Ello es debido a que el principio activo de esos artículos domésticos es bajo, ya que si no fuera así no podrían ser manejados por el usuario. Ello hace que su eficacia sea muy puntual, siendo improbable que consigamos acabar con la plaga por nuestros propios medios. Por supuesto no se nos debe ocurrir manipular y aplicar un producto profesional sin conocimiento ni las correspondientes precauciones.
Existen diversas estrategias para acometer los tratamientos antiplagas y que éstos sean efectivos. Los que se llevan a cabo en empresas o industrias suelen requerir una frecuencia mensual para que los resultados sean óptimos y constantes en el tiempo. Sin embargo, los domésticos pueden espaciarse más tras realizar un primer tratamiento, al que sigue un refuerzo a las dos semanas que servirá como rúbrica al trabajo bien hecho.
Si hablamos de ratas el asunto se complica. Debemos comenzar con un tratamiento rotundo que va a depender de la intensidad y resistencia de la plaga y el lugar en el que ésta se encuentra. La acción va a durar entre uno y tres meses, transcurridos los cuales es recomendable un tratamiento de monitoreo que nos indique la eficacia del proceso de eliminación de la molesta visita.