Cuando se realiza la compra o se tiene un huerto en casa se convierte en imprescindible saber cómo almacenar y conservar los alimentos en casa para que estos tengan una vida útil más prolongada y una buena conservación. Dependiendo del tipo de alimento se debe actuar de una forma u otra. Os dejamos unos consejos.
Consejos de conservación y almacenamiento de alimentos
- Congelados. Una vez que hemos hecho la compra, son los primeros productos que debemos almacenar para que no se pierda la cadena de frío. Lo ideal es que los compremos en último lugar en el momento de compra, y posteriormente se coloquen en el congelador de forma adecuada para que se conserven mejor.
- Frescos. Los alimentos frescos deben tener un trato especial para su almacenamiento y conservación ya que son más delicados y suelen durar menos días en óptimas condiciones que los no frescos. Lo ideal es meterlos en el refrigerador o frigorífico o mantenerlos en un lugar fresco donde no les dé el sol o sufra cambios bruscos de temperaturas.
- Pescados. La conservación del pescado, si no se va a congelar para utilizarlo en otro momento, debe ser en el refrigerador y en un recipiente cerrado a ser posible para evitar que transmita el olor al resto de alimentos. Si es para consumir en el mismo día o al día siguiente no tendremos problemas de conservación en el frigorífico, si no fuese así, mejor congelarlo.
- Carnes. Las carnes pueden conservarse en el frigorífico hasta una semana (según el tipo de carne) y se recomienda también almacenarlas en un recipiente cerrado o envueltos en papel transparente o de aluminio para evitar el roce con otros alimentos.
- Frutas y hortalizas. Quizás sean de los alimentos que más cuidados necesiten ya que suelen perder sus condiciones óptimas de consumo en pocos días. Por ello, se recomienda que se tengan en lugares frescos, no expuestos a calor.
- Conservas. Como bien dice su nombre las conservas están hechas para que perduren en el tiempo en condiciones normales. Cierto es que deben cuidarse de temperaturas extremas y humedades para evitar que los alimentos conservados se pongan en malas condiciones, pero están hechos para que su conservación sea más prolongada.